“Hoy me acosté sonriendo,
y me pregunté que hace falta para que todos allá afuera sonrieran por la
mañana. Pero me di cuenta que en realidad no falta nada, más que recuperar la
fe y las ganas.”
Canserbero
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“Sociedad… Bah… Siempre es lo mismo. Nunca cambia, y
lo peor de todo es que la historia seguirá repitiéndose porque no aprenden de
sus errores”. Son las palabras de muchas personas, generalmente adultas, en los
últimos años. Cuánta verdad contenida en una oración, cuyo contexto puede
incluso situarse en cualquier época, porque cita problemas sociales que tienen
un origen bastante antiguo, pero que con el pasar del tiempo se ha ido
multiplicando entre las cabezas de nuestros hermanos. Contrariedades como la
decadencia de valores, de fe en sí mismos y de capacidad para soñar, son sólo
algunas que se ven englobadas por lo anteriormente citado. Me he sentado a
pensar detenidamente mientras aspiro el intenso humo que despide la taza de un
buen café recién colado, únicamente en compañía de mis propias manos que se
posan sobre mi cabeza, sobre este tema que, además de ser bastante común, ha
llegado a considerarse por muchos como “aburrido y repetitivo”. Y la conclusión que he podido obtener
después de sorber los primeros tres tragos de ese líquido oscuro, es que entre
nuestra población juvenil hace falta despertar la motivación en sus corazones.
Digo “corazones” porque creo fielmente en que las metas
son producto de nuestras ganas de salir adelante, y ese impulso indescriptible
por muchos, para mí es algo que va más allá de un concepto lógico y limitado
como lo es decir “motívate”. ¿No te ha pasado que un día te levantas con una
sensación en el pecho, y dentro de tu cabeza retumban palabras como “hoy es el
día, seré un tipo exitoso”? Piensa un poco y respóndete a ti mismo. A partir de
este capítulo, quiero que tú como lector, te familiarices con el concepto de “mariposas
en el corazón”. Suena raro, ¿verdad? Es una forma de describirlo, luego la
entenderás. Empecemos entonces por preguntarnos, ¿qué es “motivación”?
Detengámonos un poco y analicemos con paciencia, ¿qué te mantiene con ganas de
seguir subiendo los escalones de la vida?
Todos tenemos ese algo, ese alguien, ese goal por el que estudiamos, y en algunos
casos, trabajamos también. Éstos son agentes
motivadores. Permíteme explicarte con un ejemplo: alguna vez en tu etapa de
bachillerato o como estudiante universitario (según sea tu caso), le dijiste a
esa personita especial que era tu
razón de seguir adelante, ¿cierto? Si así fue, entonces te diré con orgullo,
que en ese momento sentiste “mariposas en el corazón”, producto de la motivación, y que él (o ella) fue o es tu agente
motivador. En otras palabras, es una fuente de inspiración, y puede que, en el
contexto literario, todo lo escrito anteriormente se resuma a dos escasas
líneas, pero resulta que no siempre las cosas son tan simples como parecen
serlo. Por alguna razón, la conciencia humana se limita a reforzar los
pensamientos retrógrados y pesimistas de las situaciones, dejando a un lado el
aspecto motivacional y afianzando conceptos errados sobre lo que realmente
ocurre, al punto incluso de nublar la sabiduría, impidiendo el paso de las
posibles soluciones a la puerta de las acciones correctas. Hagamos una analogía
simple: tu cerebro es un centro comercial. Cada tienda es una acción de la vida
diaria: estudiar, trabajar (en algunos casos) y colaborar en casa, por
mencionar algunos ejemplos. Coloquemos ahora sobre la mesa el caso hipotético
de que, en el comercio de los estudios, se está quemando la vidriera con tus
documentos más importantes. Automáticamente, además de hilar millones de
vulgaridades por decir, te detienes a deprimirte en un rincón mientras llegan
los bomberos a apagar las llamas.
Esto es lo que te impide buscar soluciones,
y, por ende, te desmotiva. Pasas muchas horas pensando en preguntas, que bien
sabes, nadie te va a contestar, únicamente tú, porque eres dueño de tus propias
decisiones y acciones. Lo cierto de todo es, que por muy grande que sean los
problemas, no debes perder las ganas de salir adelante. Todo tiene solución. Tu
misión es encontrar la más eficaz, conveniente y sistemática.
Volviendo al punto motivacional: comienza
por analizar todo de ti. Aprovecha esos minutos que inviertes todas las noches
observando lo sensual y liso que resulta para tu vista el techo del cuarto, y
dedícate a estudiar lo bueno y lo malo de tu personalidad, así encontrarás con
más eficacia la vocación que va de la mano con tu esencia. Entonces notarás que
ahora tienes una razón de ser. No, no es
brujería. Es lo que cada uno de los jóvenes debe pensar, por al menos, un
minuto.
Ahora que ya sabes hacia dónde quieres
llegar, es hora de preguntarte cómo lo vas a lograr. Comúnmente, en los
primeros años de Educación Media, a estas prácticas se les conoce como el “Proyecto
de Vida”. ¿Te suena? Bien, estás en el punto donde debes estructurar de forma
metódica cuáles son los pasos a seguir para alcanzar tus metas personales. Toma
en cuenta que los bienes materiales propuestos en tu misión son opcionales,
recuerda que para ser feliz no necesitas un carro, ni un teléfono que camine
por ti. La mejor base para el crecimiento personal está en la educación, así
que comienza por añadir más dedicación al jugo de materias del pensum, y
cerciórate de que lo haces por ti. El sistema quiere que pases; los autores de
los libros, maestros y padres quieren que aprendas.
No dejes de soñar, porque hacerlo es una
de las mejores prácticas para motivarse. Los grandes personajes públicos que
sueles admirar cuando están en vivo por la televisión no llegaron hasta donde
están sin antes haber soñado primero. Aprendes a ser un hombre o una mujer de
visión futura, capaz de crear e innovar y superando todas las expectativas de
un público que está ansioso por ver tus capacidades. Nunca permitas que agentes
externos te cierren las puertas a tus metas. Recuerda que hoy todos quieren ser primeros, pero si aplicas la inteligencia emocional de forma
adecuada, podrás seguir escribiendo tu historia sin interrupciones.
La
misión de este capítulo es contagiarte con la motivación. Para ello primero
debes partir asegurándote de que la fe en ti existe. Empieza por creer que puedes
hacer cualquier cosa siempre y cuando lo tengas propuesto. Comprende que
superarás todos y cada uno de los retos que la vida te irá colocando en el camino
para demostrar que no eres débil y que vas acrecentando tu fuerza conforme
avanzas, y con esto en tu poder, obtendrás la convicción de que serás el
profesional que va a sacar a tu país adelante, y por sobre todas las cosas, le
mostrarás al mundo que eres parte de una Nación en desarrollo constante de
sociedades cultas, unidas y visionarias.
Vamos, levántate de donde estés, estira tu
cuerpo, coge una taza de tu bebida favorita y acondiciona el ambiente, para que
puedas sentarte a pensar, como yo, como muchos, en tu futuro. El éxito no va a
tocarte la puerta, por el contrario, invítalo a tomar café, de seguro querrá
compartir contigo ideas que te harán un profesional en lo que más te gusta.
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