Wikipedia, la enciclopedia que
para muchos resulta verídica, define la xenofobia como “el miedo, rechazo u
odio al extranjero.”
Dicho de otro modo, no es más que una forma de discriminación
en la que la repulsión por aquel que no pertenece a una población o etnia
específica, puede además sobrepasar los límites, llegando a cometerse actos de
agresión, amenaza y, en ocasiones, asesinatos.
La situación puede ponerse aún
más tensa si se incluye en el concepto el hecho de que el racismo es otra forma
de xenofobia. No solo ocurre con aquellos que provienen del exterior; también se
hace presente con aquel que luce de un color distinto al común de una
población, tratándolo incluso como una amenaza potencialmente peligrosa para
los demás. Un ejemplo de ellos es la etnia de piel clara en los Estados Unidos,
donde se ha popularizado este problema contra quienes son de un tono más
oscuro.
En los últimos años, con la
creciente problemática que presenta la sociedad venezolana, el capital humano
se ha ido desvaneciendo por la tasa de ciudadanos que emigran de la nación,
cifra que no para de aumentar conforme pasan los meses. Esto ha resultado en
una repartición de gentilicios criollos por todos los países del mundo,
especialmente en América Latina. Hoy día, hay densidades considerables de
venezolanos en cada territorio latinoamericano, luchando por conseguir una mejor
calidad de vida y un futuro próspero para sus hijos.
Para muchos ciudadanos,
radicarse en otro país y conseguir estabilidad socioeconómica ha sido un
proceso largo, duro y, en ocasiones, traumático. Conseguir un trabajo que les
permita pagar los servicios básicos, el alquiler o las cuotas de adquisición de
propiedades, la alimentación y la salud, se ha vuelto una odisea, un cuento de
terror aparentemente interminable, que puede volverse aún más
perturbador si se añade la xenofobia como un obstáculo más.
El entorno político, social y
económico de Venezuela no es desconocido en todo el mundo, lo que dificulta el
proceso de admisión de inmigrantes criollos en el extranjero. Para los ojos de
las grandes potencias y naciones, la población tricolor representa una amenaza,
un agente potencialmente peligroso dada las circunstancias de inseguridad que
agobian su bandera. Cualquiera que pretenda ingresar a tierras ajenas
procedente de Venezuela, es tratado con cautela, interrogado de forma
exhaustiva y negando el paso a aquellos que admiten refugiarse por temor a
vivir en su propio país.
Se han registrado casos de
ciudadanos extranjeros protestando por la expulsión de los venezolanos de
sus territorios, considerándolos una ‘plaga’ para la sociedad.
Aunque en la mayoría de las
veces la xenofobia es injustificada, también es cierto que la moneda tiene dos
caras: pequeños grupos de emigrantes venezolanos en el extranjero han cometido actos
considerables como inapropiados para la sociedad, y en ocasiones más graves,
delitos. Desde tiempos inmemorables, no es un secreto que Venezuela es una
población marcada por la astucia y la viveza latinoamericana, sabiendo
aprovechar cualquier oportunidad para desarrollarse sin importar qué deba hacer
para conseguirlo, sea bueno o malo, teniendo como resultado un aumento de la
discriminación que, en este caso, tiene una base sólida.
Ambos lados de la historia son
perfectamente entendibles, pero el error está en generalizar. Decir que todos
los venezolanos son una plaga para la sociedad, está errado, pues la mayoría
del capital humano que emigra del ya renombrado paraíso terrenal, lo hace en
busca de un mejor futuro, a veces sin siquiera una moneda en el bolsillo para
alimentarse. Quien deja Venezuela para encontrar su propia libertad, lo hace
porque la situación actual lo obliga, dejando atrás a sus allegados para poder
crecer o envejecer en paz y armonía, y en algunos casos, han dado la cara por
su país, representándolo mediante sus talentos o habilidades aprendidas.
Como decía el ya fallecido
Tyrone González, aka ‘Canserbero’: “Americanos, somos todos los que en América
estamos”
Y no solamente los que se encuentran al Norte del continente. Somos países hermanos, actuemos como tal y ayudemos al prójimo a superarse, dejando
de pensar de forma egoísta.
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